El estudio
de las bases biofisiológicas del cerebro contribuye ampliamente en la
exploración de elementos interactivos en el proceso de enseñanza aprendizaje. Al respecto Caine y Caine
(1997) sostienen que existen tres elementos basados en estas premisas, que se describen a continuación:
1.
Inmersión orquestada en una experiencia compleja: crear entornos de aprendizaje
que sumerjan totalmente a los alumnos en una experiencia educativa.
2. Estado
de alerta relajado: eliminar el miedo en los alumnos, mientras se mantiene un
entorno muy desafiante.
3.
Procesamiento activo: permitir que el alumno consolide e interiorice la
información procesándola activamente.
En
consecuencia, para crear entornos enriquecidos que ayuden a los estudiantes a
aprender, los profesores tienen que tratar de comprometer las siguientes
capacidades de aprendizaje que tienen todos los alumnos.
Para crear
un estado de alerta relajado:
- Reduzca la amenaza y mejore la
autoeficacia.
- Comprometa la interacción social.
- Comprometa la búsqueda innata de
significado.
- Comprometa las conexiones emocionales.
Para crear una inmersión
orquestada en una experiencia compleja:
- Comprometa la fisiología en el
aprendizaje.
- Comprometa tanto la habilidad para
centrar la atención como para aprender de un contexto periférico.
- Reconozca y comprometa las etapas y los
cambios de desarrollo.
- Comprometa el estilo individual de los
alumnos y su unicidad.
- Comprometa la capacidad para reconocer
y dominar pautas esenciales.
Para crear un procesamiento
activo:
- Comprometa la habilidad para percibir
tanto las partes como el todo.
- Comprometa tanto el procesamiento
consciente como el inconsciente.
- Comprometa la capacidad para aprender a partir de la memorización de hechos aislados y de eventos biográficos.
Currículo: los
profesores deben diseñar el aprendizaje centrado en los intereses del alumno y
hacer un aprendizaje contextual.
Enseñanza: los
educadores deben permitirles a los alumnos que aprendan en grupos y usen el
aprendizaje periférico. Los profesores que estructuran el aprendizaje alrededor
de problemas reales, estimulan también a los estudiantes a aprender en entornos
fuera de la sala de clase y fuera de la escuela.
Evaluación: ya
que los alumnos están aprendiendo, su evaluación debería permitirles entender
sus propios estilos de aprendizaje y sus preferencias. De esa manera, los
alumnos supervisan y mejoran sus procesos de aprendizaje.
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