viernes, 22 de noviembre de 2013

Complejidad cerebral desde distintas perspectivas

En la búsqueda de una mayor compresión en el estudio del cerebro se han generado analogías que son reflejo de los elementos más emblemáticos de cada época histórica. Así  la noción de alma aparece ya en estadios muy antiguos del pensamiento humano, señala De la Cruz  y puede encontrarse de un modo u otro en todas las culturas. El enterramiento del cadáver acompañado de alguno de sus objetos y los ritos funerarios, que aparece ya en el Hombre de Neandertal muestran los primeros signos de algún tipo de creencias relacionadas con la muerte y algún tipo de inmortalidad. 

En las civilizaciones orientales la idea de alma ocupa un lugar central en las religiones orientales. El hinduismo consideraba el alma individual (atmán) como el principio que controla todas las actividades y que forma parte de un alma universal (Brahma) a la que aspira volver a integrarse al cabo de un ciclo de reencarnaciones en distintos seres, tratando de alcanzar la purificación y el conocimiento necesarios para ello.

Para el budismo, en cambio, niega la existencia de un alma individual permanente o atmán. La persona no es sino la combinación temporal de cinco realidades distintas que están en cambio permanente: el cuerpo, los sentimientos, las percepciones, la predisposición ante las cosas y la conciencia. No puede hablarse de la persona como de una unidad permanente ya que sus elementos constitutivos están en continuo cambio; tampoco hay ningún alma personal que sobreviva a la muerte aunque el modo de vida y el conocimiento alcanzado durante una encarnación determina el carácter de la reencarnación siguiente en una nueva vida. El deseo de placer, poder y riquezas, de bienes individuales, en suma, genera una energía o karma que mantiene al individuo atado a la Rueda de la Vida (el ciclo de reencarnaciones), pues se ve contaminado por toda clase de impurezas (la codicia, el odio, la ignorancia) que son el origen de su infelicidad.

De tal modo que el budista aspira alcanzar, mediante la supresión del deseo, un estado de conciencia o iluminación (nirvana), que le libere de todas las impurezas que conlleva la existencia, para poder salir de la Rueda de la Vida, anonadándose en el Todo. 

En las memorables obras de Homero y Hesíodo las más antiguas creencias de los griegos sobre el alma humana, se plantea que el alma (psique) aparece como un aliento que mantiene la vida del cuerpo inanimado (soma) y que le abandona cuando el ser humano muere o está moribundo o desmayado. Pero aparte de esta función puramente vital no parece tener ninguna otra. También en los sueños se desprende temporalmente del cuerpo y realiza efectivamente las acciones que en él aparecen, puesto que para los griegos el contenido de los sueños se corresponde a algo real y no imaginario. Cuando sucede la muerte del ser humano, el alma escapa por la boca o las heridas y va al Hades como una sombra o imagen reconocible, ya que mantiene las características físicas y morales que se construyen durante la vida.

En el siglo VI a.C. aparecen los primeros planteamientos filosóficos sobre el alma, que son más bien una racionalización de las ideas religiosas y mitológicas que hemos descrito. Los primeros filósofos griegos concebían que todo aquello que está dotado de vida está regido por un alma en la que reside el principio que las lleva a nacer, desarrollarse y morir. Este alma es concebida como de naturaleza material, si bien de una materia distinta y más sutil que la que constituye los cuerpos.

El planteamiento de estos primeros filósofos es monista: alma y cuerpo no son de naturaleza radicalmente diferente sino manifestaciones distintas de la sustancia única que constituye la totalidad de las cosas (arqué). El alma sigue siendo principio vital pero también la causa de todos los movimientos y cambios que se producen en el ser vivo como el  nacimiento, crecimiento, reproducción.


Por su parte, reseña Ontoria, Gómez y Luque,(2008), Descartes comparó la función del cerebro a las estatuas hidráulicas dirigias del Palacio Real de Saint Germain. Los científicos del principios de siglo XX se comparó con una gigantesca central telefónica y en la era actual se hace la similitud de la red que se conecta al internet y establece conexiones con ordenadores a diferentes distancias. 

Asimismo, Alder (1997), curiosamente describe el cerebro humano como el único ordenador universal que puede funcionar con glucosa y que está fabricado por mano de obra no cualificado, también agrega, que es el único ordenador que se entrega sin manual de instrucciones. De modo que nos vemos obligados a aprender en la medida que avanzamos. 

Entre otras analogías se ha determinado que el cerebro sería equivalente a una computadora con 20 millones de libros y 500 páginas cada uno. Así mismo, comparando el cerebro con la computadora Cray, una de las más potentes del mundo, vemos que a 400 cálculos por segundo, tardaría 100 años en concebir operaciones complejas que el cerebro realizaría en un minuto.


El punto de partida de la interconexión conjugada de la información que distribuye en el sistema nervioso se realiza bajo la responsabilidad de las neuronas, formadas por un núcleo central, una prolongación o axón y las dentritas, que consntituyen la relación neuronal conocida como sinapsis y cada neurona puede efectuar mas de diez mil conexiones por segundo.

Principalmente la actividad neural se produce por impulsos eléctricos que transmiten el pensamiento y los recuerdos a través de las dentritas, siendo el axón de un 1mm ó 1,5mm de longitud, la salida de la información transmitida por la célula nerviosa. Como las neuronas no entran en contacto directo durante la sinapsis, el espacio o brecha de separación entre dos células contienen una sustancia química que facilita la comunicación del pensamiento, denominados neurotransmisores, de los que según las neurociencias parecen existir un centenar con una función diferente cada uno. Con ello puede influirse en los estados de ánimos y en los sentimientos, asi como en la mejora de las capacidades intelectuales y emocionales. 

En relación a las funciones de los neurotransmisores se ha determinado a través de análisis químico sustancias como la acetilcolina, que es el neurotransmisor super estrella de la memoria  y del pensamiento, estimula la concentración;  la serotonina, es el neurotransmisor de sensación de agarado o bienestar, ayuda a conciliar el sueño y contolar el dolor; el GABA (ácido gamma amino butírico) que parece estar implicado en la depresión y la epilepsia.
   
 Entre las distintas teorías que se desarrollan para dar explicaciones al modo de aprender a y pensar se destacan la teoría de los dos hemisferios de Roger Sperry; , centrada en la división o diferenciación de los hemisferios para lograr el conocimientos de sus funciones específicas.  la teoría del cerebro pensante, cerebro emocional; relacionada con los procesos de interacción entre ambos.




 

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